Historia
número 1.
Tengo 14 años y conocí
un hombre por el Chat, su foto parecía de un
chico de mi edad, cuando lo conocí fue horrible, porque era un viejo, pasaba de los 50 años, me
llamaba, me molestaba, decía que se iba a suicidar por mí, me toco, me manoseo
y no pude hacer nada, porque tenia miedo, vergüenza, tenia temor de que si no
me dejaba tocar, él me violara.
Historia
número 2.
Tengo 15 años, Salí con
una amiga y sus dos amigos, uno de ellos
estuvo todo el rato detrás de mí,
insistiendo para bailar y acepte un
trago, de ahí no recuerdo nada, solo estar en mi casa, en mi cama y con
mi mamá furiosa porque dice que llegue tomada. No recuerdo nada, solo que
cuando fui a bañarme tenia sangre entre mis piernas, algo malo pasó, le
pregunte a mi amiga y ella no quiso contarme nada, ella sigue siendo amiga de
ellos. Salí embarazada, le conté a mamá, perdí al niño por ella, pero me culpa
de todo y no le importa si tengo una infección de transmisión sexual (ITS).
Historia
número 3.
Tengo 14 años. Y hace
años un primo intento tocarme, como lo bote, lo golpee, él me dijo, por si acaso
estábamos jugando, no le digas a nadie.
Historia
numero 4
Un tío abuso de mí. Soy
hombre y fue traumante y terrible para mi. Nunca más lo volví a ver, pero tampoco se lo
he dicho a nadie.
Historia
numero 5.
Tengo 18 y me quede
mirando a un chico muy guapo que quedo mirándome al bajar del carro, pasaron
los días y lo volví a encontrar, me hablo. Pensé que era el amor, que era una
historia de esas súper bonitas, pero nada de eso, a los días quería tener
relaciones conmigo y me golpeo, me golpeo en la cara, en la calle, delante de
personas, y ocurrió a dos semanas de conocerlo, pero lo deje de ver. Nunca más aceptare esas
salidas.
Historia
número 6
Subí a una combi con mi
pareja, nos sentamos al fondo, nos quedamos solos, y el cobrador y el chofer lo botaron
a él amenazándolo con un cuchillo, se me vinieron encima, me manosearon,
no me dejaban bajar, tenia miedo, pero no llegaron a abusar más de mi, me dejaron
en un lugar horrible y llore un montón.
No estamos preparados
para todo, no siempre estamos alerta, no
siempre podemos prevenir estas situaciones, debemos aprender algunas veces de
experiencias propias o ajenas que nos atemorizan pero explican claramente lo
vulnerables que somos ante personas que pueden dañarnos. Solo podemos decirles no
se expongan, no “normalicen” la palabra violación ni la utilicen como parte de
un “juego”, porque parecen ignorar el
concepto de la palabra y lo único que logramos con eso, es que se minimice el
tema, y pase a ser solo un terrible acontecimiento que no amerita ser
denunciado.
Ante situaciones como
esas, debemos hablar, nunca callar, debemos cuidarnos, eligiendo amistades que
lleven tiempo demostrando su respeto
hacia nosotros, teniendo al lado personas adultas que nos brinden confianza y
confíen en nosotros y que puedan
ayudarnos en tal situación. Sanar el alma, el dolor, limpiar la mente es
difícil, pero posible. El dolor no lo podemos evitar pero el sufrimiento lo
podemos trabajar y mejorar con ayuda y apoyo de nuestros amigos y padres. Además
el pedir información no está demás, conversar con las personas conocer sus
experiencias hace que expandamos nuestro
criterio de elección y estar al tanto del peligro.
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