miércoles, 29 de enero de 2014

¿Puedes cuidarte de todo?- Una mirada a otro riesgo en la adolescencia.



Historia número 1.
Tengo 14 años y conocí un hombre por el Chat, su foto parecía de un  chico de mi edad, cuando lo conocí fue horrible, porque  era un viejo, pasaba de los 50 años, me llamaba, me molestaba, decía que se iba a suicidar por mí, me toco, me manoseo y no pude hacer nada, porque tenia miedo, vergüenza, tenia temor de que si no me dejaba tocar, él me violara.

Historia número 2.
Tengo 15 años, Salí con una amiga y sus dos amigos, uno de ellos  estuvo todo el rato  detrás de mí, insistiendo para bailar y acepte un  trago, de ahí no recuerdo nada, solo estar en mi casa, en mi cama y con mi mamá furiosa porque dice que llegue tomada. No recuerdo nada, solo que cuando fui a bañarme tenia sangre entre mis piernas, algo malo pasó, le pregunte a mi amiga y ella no quiso contarme nada, ella sigue siendo amiga de ellos. Salí embarazada, le conté a mamá, perdí al niño por ella, pero me culpa de todo y no le importa si tengo una infección de transmisión sexual (ITS).

Historia número 3.
Tengo 14 años. Y hace años un primo intento tocarme, como lo bote, lo golpee, él me dijo, por si acaso estábamos jugando, no le digas a nadie.

Historia numero 4
Un tío abuso de mí. Soy hombre y  fue traumante  y terrible para mi.  Nunca más lo volví a ver, pero tampoco se lo he dicho a nadie.

Historia numero 5.
Tengo 18 y me quede mirando a un chico muy guapo que quedo mirándome al bajar del carro, pasaron los días y lo volví a encontrar, me hablo. Pensé que era el amor, que era una historia de esas súper bonitas, pero nada de eso, a los días quería tener relaciones conmigo y me golpeo, me golpeo en la cara, en la calle, delante de personas, y ocurrió a dos semanas de conocerlo, pero  lo deje de ver. Nunca más aceptare esas salidas.

Historia número 6
Subí a una combi con mi pareja, nos sentamos al fondo, nos quedamos solos, y el cobrador y el chofer  lo botaron  a él amenazándolo con un cuchillo, se me vinieron encima, me manosearon, no me dejaban bajar, tenia miedo, pero no llegaron a abusar más de mi, me dejaron en un lugar  horrible y llore un montón.

No estamos preparados para todo,  no siempre estamos alerta, no siempre podemos prevenir estas situaciones, debemos aprender algunas veces de experiencias propias o ajenas que nos atemorizan pero explican claramente lo vulnerables que somos ante personas que pueden dañarnos. Solo podemos decirles no se expongan, no “normalicen” la palabra violación ni la utilicen como parte de un “juego”, porque parecen ignorar  el concepto de la palabra y lo único que logramos con eso, es que se minimice el tema, y pase a ser solo un terrible acontecimiento que no amerita ser denunciado. 

Ante situaciones como esas, debemos hablar, nunca callar, debemos cuidarnos, eligiendo amistades que lleven tiempo demostrando su  respeto hacia nosotros, teniendo al lado personas adultas que nos brinden confianza y confíen en nosotros y  que puedan ayudarnos en tal situación. Sanar el alma, el dolor, limpiar la mente es difícil, pero posible.  El dolor  no lo podemos evitar pero el sufrimiento lo podemos trabajar y mejorar con ayuda y apoyo de nuestros amigos y padres. Además el pedir información no está demás, conversar con las personas conocer sus experiencias hace que expandamos nuestro  criterio de elección y estar al tanto del peligro.

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